jueves, 28 de enero de 2010

LA MUERTE NO EXISTE


A mi me gusta pensar que es así. He leído que la esencia de todo es energía en continua movimiento. Por eso creo que la muerte no existe. Me reconforta imaginar que somos “chispitas” de esa energía eterna que conforma el Universo, que lo que llamamos muerte es en realidad un cambio de estado, como cuando el agua se convierte en vapor.

Cambiamos de estado al venir aquí, cuando nacemos, y volvemos a cambiar cuando nos vamos. En el sueño que tuve al final del primer año de duelo, Ignasi me dijo: “mamá, nuestra relación es eterna, que más da que uno esté arriba y el otro abajo, eso ya nos ha sucedido muchas veces, no debería importarte. En la tierra coincidimos el tiempo que coincidimos, unas veces te vas antes tú y otras yo, pero no por eso dejamos de estar unidos”. A mi me gusta pensar que eso es así, que las personas que queremos son nuestros compañeros de viaje hasta la eternidad, que nos vamos reencontrando en el camino, algunas veces aquí y otras allá. En los dos lados contamos con gente que nos quiere.

sábado, 23 de enero de 2010

ACEPTAR LO QUE SENTIMOS

Hoy ha venido mi padre a comer a casa. Ha llegado pronto y mientras yo preparaba la comida y guardaba lo que había traído del mercado, se ha sentado a leer el periódico en la mesa de la cocina. Cada uno andaba en lo suyo hasta que me ha dicho: tienes la cara triste, ¿estás triste? Tiempo atrás le hubiese dicho que no, que tal vez un poco cansada o cualquier otra excusa. Pero hoy le he contestado que sí, que de vez en cuando me invade la tristeza igual que de repente se nubla el cielo. “Me he puesto triste en el mercado y no sé porqué”. “A mi a veces me ocurre lo mismo; estoy bien pero triste” , me ha respondido él. Y, entonces, los dos hemos notado un calorcito en el pecho, y si hubiésemos podido medir el cariño hubiésemos comprobado como subía unos grados. ¡Que agradable es aceptar lo que sentimos! ¡Cómo se alegra el corazón cuando compartimos emociones! ¡Qué reconfortante es mostrarnos tal y como somos! A partir de ese momento la tristeza, despacito, se ha ido desvaneciendo.

viernes, 22 de enero de 2010

DOLOR DE CRECIMIENTO

Recuerdo que de pequeña de vez en cuando me dolían las piernas, justo por encima de la rodilla. Cuando se lo decía a mi madre, me respondía: eso es que estás creciendo. El dolor del alma también va unido al crecimiento. Es hermoso ver cómo las personas renacemos después de atravesar, cada una a su manera, duelos inmensos. Hay un antes y un después de esas sacudidas tremendas que te voltean entera y te dejan frente a la nada. Poco a poco emerge una nueva piel y nacen en nuestro interior brotes de alegría, de amor, de serenidad… Esos brotes crecen con tal fuerza que son capaces de aguantar nuevas tempestades. Es hermoso ver reflejada la paz en las caras antes desencajadas. Es hermoso amar la vida.

miércoles, 20 de enero de 2010

Charla en Valencia

Os paso un una nota que ha salido en la prensa valenciana, es un resumen de la charla en la que participé ayer en Valencia:


http://www.levante-emv.com/sociedad/2010/01/20/sobrevivir-br-muerte-hijo/670962.html

viernes, 15 de enero de 2010

LA MUERTE DE UN HIJO EN "LA VANGUARDIA"

Mañana, sábado, 16 de enero, el periódico "La Vanguardia" publica, en el suplemento ES, "La pérdida más sentida", un reportaje que habla sobre la muerte de un hijo, en el que participamos mi marido Lluís y yo. Estoy contenta de que se hable en los diarios de un tema tan sentido que hasta ahora era tabú.

miércoles, 13 de enero de 2010

DESTELLOS DE LUZ PARA ATRAVESAR EL DUELO

Este es el título de la conferencia que impartiré el próximo día 19 de enero de 2010, a las 18h, en el salón Sorolla del Ateneo Mercantil de Valencia (plaza del Ayuntamiento, 18 Valencia), organizada por la Asociación Viktor Frankl.
Me encantaría poder saludar allí a algunos de los lectores valencianos de este blog.
La entrada es gratuita.

viernes, 8 de enero de 2010

ELEGIR LA ALEGRÍA

En un curso de medicina cuántica al que asistí hace años, el Dr. Arrieta explicó que la alegría es una elección personal. Tardé tiempo en darme cuenta del valor de esta afirmación. Yo creía que las personas nacemos más o menos alegres, pero sobre todo pensaba que sentir alegría estaba relacionado con algo grato que nos sucedía. Como si la alegría fuese una emoción que necesitara siempre de una motivación exterior para ser sentida. Pero no es así. He podido comprobar que es posible sentirse alegre por decisión propia, sin motivo aparente. La alegría nace de nuestro interior y tiene una fuerza tremenda, una luz potente capaz de disipar la oscuridad. No hay que cerrar nunca las puertas ni a la alegría, ni al sentido del humor, sobre todo cuando las circunstancias nos son adversas. Escoger la alegría es una declaración de principios, es una elección de vida que nos otorga poder personal, nos centra, nos acerca al amor, a nuestro yo más sagrado. Hay que practicar la alegría, recordarla, invocarla hasta sentirla.

miércoles, 6 de enero de 2010

EL PLAN ES PERFECTO

En un sueño que tuve al final de mi primer año de duelo, Ignasi me dijo que nada ni nadie me había quitado nada, que el final de su vida aquí concluyó al terminar lo que había venido a hacer. No nacemos ni un minuto antes ni morimos un minuto después de lo pactado, todas las vidas, por cortas que sean, son completas.

Un hijo es un proyecto de vida y sigue siéndolo aunque esté muerto. Nuestra relación con su alma es eterna, los lazos de amor son indestructibles. Las personas que amamos forman parte de nosotros siempre. Hay un antes y un después cuando el corazón comprende eso. El miedo empieza a desvanecerse. La vida adquiere nuevas perspectivas, lo vemos todo con otros ojos.

No existen las casualidades; cada persona que conocemos, cada experiencia que vivimos forma parte de un plan perfecto.

martes, 5 de enero de 2010

DE LA TEORÍA A LA PRÁCTICA

Antes de la muerte de Ignasi mi vida, de alguna manera, la manejaba mi mente. De ella surgían creencias y verdades que yo creía mías, que creía que eran yo, incapaz como era de separarme de la razón. Con la razón me manejaba bien, me ha sido muy útil hasta que murió Ignasi. Por decirlo de alguna manera, la teoría la tenía aprobada, pero de la parte práctica de la vida no sabía casi nada. Ni en las escuelas, ni en las universidades nos enseñan lo esencial: a vivir. Aprendemos solos, cayendo y levantándonos. En una palabra, experimentando.
Para el curso práctico y acelerado de supervivencia que supone la muerte de un hijo, la razón hay que dejarla aparte. No es posible entender lo que nos pasa con la razón. La herramienta más útil ahora es el sentimiento: “tal cosa me hace sentir bien, la incorporo, tal cosa no me ayuda, la dejo”, independientemente de “mis” creencias, de lo que pensaba antes, de lo que creían mis padres, de lo que en principio nos dicen que está bien o mal…
Para la parte práctica la mente sin control es un estorbo; siente su poder amenazado, está asustada, va acelerada y nos inunda de pensamientos asfixiantes que hundirían la moral de un santo. Primer paso: reconocer que nosotros no somos lo que pensamos, no somos nuestra mente y, por tanto, podemos controlarla, reprogramarla para que juegue a nuestro favor, en vez de en contra. Por ejemplo, al despertar nos cae el mundo encima y nuestros primeros pensamientos son terroríficos. Es normal, pero no nos hace ningún bien, al contrario, inunda nuestro torrente sanguíneo de hormonas que provocan más angustia y desesperación. Para empezar a reprogramar la mente hay que ser conscientes de nuestros pensamientos y contraatacar: ante un pensamiento negativo inconsciente hay que responder con un pensamiento positivo consciente. Cuando yo abría los ojos, el primer pensamiento inconsciente era del tipo: “no voy a poder levantarme, otro día desgarrador por delante, etc”. Tomando conciencia y sobreponiéndome, contrarrestaba diciéndome a mi misma: “poco a poco me iré levantando, el agua caliente de la ducha me reconfortará, hoy pasará algo bonito por pequeño que sea…” Así, con calzador, hay que ir introduciendo los pensamientos positivos hasta que pasen a ser un hábito. A mi el yoga y la meditación me han ayudado a controlar la mente, pero mi marido, por ejemplo, lo consigue pintando y otros arreglando motores o escuchando música…
Hay que conseguir estar presentes el máximo tiempo posible. Eso quiere decir notar la calidez del agua y la suavidad del jabón cuando nos duchamos, en vez de estar preparando mentalmente una reunión o recordando esa desagradable conversación que tuvimos ayer; fregar los platos con los cinco sentidos puestos en lo que hacemos, en vez de hacerlo de forma mecánica, con desgana y la mente en otro lado. Así con todo. De esa forma no solo no nos desgastamos tanto, sino que modificamos la química de nuestro organismo y creamos un estado de ánimo más favorable. Unos días conseguiremos estar más presntes y otros menos, pero nuestra atención, independientemente de los resultados, ha de estar puesta en eso. No estoy hablando de soluciones rápidas ni milagrosas, aprender a vivir lleva su tiempo y requiere un esfuerzo. Bueno, tenemos toda una vida por delante.

sábado, 2 de enero de 2010

LA DESESPERACIÓN DE LOS PRIMEROS TIEMPOS

Siento una ternura infinita por las personas que leen este blog. Me conmueven profundamente los mensajes de los padres que recientemente se han quedado para siempre sin la presencia física de sus hijos adorados. Cierro los ojos y siento el desgarro de mis primeros tiempos sin poder abrazar a Ignasi y me parece mentira haber sobrevivido a ese inmenso dolor, el mismo que sienten ellos ahora. ¡Me gustaría tanto aliviar su pena! Pero sé que cada uno de nosotros ha de pasar por su propia tristeza, por su propia desesperación, porque ese es el camino de la curación. Porque la vida consiste en eso, en vivirla plenamente, en sentir y elegir qué hacemos con lo que nos pasa. Cuesta mucho aceptarlo, pero cuando vamos comprobando que a nuestros hijos no los vemos pero los sentimos, que no los hemos perdido, que el amor sigue intacto, que nuestra capacidad de amar es inmensa… entonces, empezamos a ver la luz. Y cuando llegamos al tramo final de ese viaje doloroso que es el duelo, ya somos otros. Nos cuesta menos acercarnos al dolor y, al mismo tiempo, nos es más fácil disfrutar de la belleza, del milagro de la vida. No es una cuestión de fe, es sobre todo una cuestión de paciencia, de entrega, de solidaridad, de humildad, de amor.

viernes, 1 de enero de 2010

EN BUSCA DE LA BELLEZA

Cuando atravesamos tiempos difíciles hay que buscar la belleza. La belleza despierta una emoción sublime que ayuda a aligerar el espíritu.

Yo ando estos días dolorida, el 26 de diciembre por la noche -de hace once años- tuvimos el accidente, el 31 por la mañana enterramos a Ignasi y el mismo 31 por la tarde operaban a Lluís. Cada una de mis células guarda el recuerdo de esos cinco días desgarradores que viví. Creo que, si de vieja pierdo la cabeza, el cuerpo, cuando lleguen estas fechas, seguirá recordando solo. Bueno, pues así, con el alma revuelta, como los tiempos que corren, estaba hoy yo hasta que ha llamado mi tía, la hermana pequeña de mi madre, aunque ya tiene 80 años.

-Hola cariño, que tengas un feliz año, pero no te llamo solo para eso. ¿Estás viendo la tele?… No puedes perderte el concierto de Año Nuevo. ¡Es tan precioso!

Y de esa manera, de la mano de mi tía y de la Orquesta Filarmónica de Viena, he contactado con la belleza. Al compás del Danubio Azul he atravesado la niebla y han cogido forma los días de Año Nuevo felices que he vivido y los que viviré. La belleza de la danza, de las flores, de la música ha despertado en mí la emoción sublime que nos empuja a amar la vida. Hoy ha ocurrido así, pero sé que la belleza tiene mil formas, se esconde en los lugares más insospechados y cuenta siempre con el don de levantar el ánimo y, si la perseguimos, puede curar el alma.