jueves, 17 de junio de 2010

LA FUERZA RESIDE EN NUESTRO INTERIOR

He tenido la suerte de contar con personas amorosas que han estado a mi lado en momentos difíciles. Una de ellas ha sido Amelia, a quien todos los que la conocemos llamamos Tita. Ella me ayudó a remontar el dolor que me produjo un aborto a los 33 años y, desde entonces, ha estado siempre presente en mi vida aunque, desde hace un tiempo, viva a miles de kilómetros.

Pasé por un bajón existencial grande, hará unos 4 años, y uno de los días en los que vino a verme Tita, me contó este cuento que sacudió mi alma y todavía la sacude:

Había una niña feliz que vivía con su familia en un pueblecito de la India. No tenía hermanos y, poco después de cumplir los 4 años, su madre, a la que estaba muy unida, enfermó. La mujer se fue apagando y, en menos de un mes, murió. El mundo alegre y protector que hasta entonces la rodeaba se volvió gris y la niña entristeció de tal manera que quería morir. No puedes irte con tu mamá, le dijeron sus vecinos, tienes a tu padre y has de ser fuerte para ayudarle a sobrellevar su tremendo dolor. Con el tiempo, y a pesar de la tristeza, la relación con su padre fue haciéndose estrecha y amorosa. Días antes de cumplir los 15 años, su padre, siguiendo la tradición, le anunció que le había encontrado un buen hombre para desposarla. Ella le suplicó que no, pero la boda se celebró y al cabo de unos días su padre murió. La joven esposa volvió a quedar vacía hasta querer morir y los vecinos volvieron a decirle que tenía que ser fuerte, tenía un marido a quién cuidar y debía vivir por él. Poco después de dar a luz a un precioso niño, el marido enfermó y murió. Tienes un hijo a quién criar, no puedes venirte a bajo ahora, has de ser fuerte por él le dijeron sus vecinos, pero cuando el niño estaba a punto de cumplir 4 años también murió. Se quedó sola y desgarrada, pasaban los días, los meses y ella, acurrucada en su camastro, solo quería morir. Entonces los vecinos le dijeron: tienes que vivir por ti, Dios te ayudará. Perpleja ella les respondió: ¿Por qué no me dijisteis eso cuando murió mi madre? Si hubiese puesto desde el principio la fuerza en mí, en vez de intentar vivir para los demás, hubiese atravesado el dolor sin tanto sufrimiento.

3 comentarios:

  1. llegue acá de casualidad, pero me intrigó el titulo del blog y comencé a leer, me gustó y coíncido plenamente con que la fuerza está en nuestro interior y somos responsables de darle buen uso. yo también tuve la pérdida de un hijo y aunque no llegó a termino me costó mucho superarlo, pero ahí fué cuando hicé usó de mi fuerza interna y seguí adelante con optimísmo y fé, la vida me premió luego de un tiempo con otro hijo. saludos.

    ResponderEliminar
  2. Hola Tyare, gracias por escribir, que sigas bien.
    Un abrazo,
    Mercè

    ResponderEliminar
  3. Buenas tardes, Mercé y a todos tus seguidores, gracias por este blog, que aunque hace tiempo supe de el, y cada vez que entro y leo algo me emociono mucho con todas las palabras,; a la vez que me gusta tambien me pongo un poco triste al recordar,y sentir el dolor tan cercano a mi, pero es lo que me pasa con todo, en estos casi 3 años ya, que perdimos a nuestro hijo en un accidente de trafico, con 21 años. Es como me siento despues de este tiempo con todo me pasa igual quiero ver sus fotos, videos, sus cosas, musica... pero a la vez no puedo del dolor tan grande que siento y se que me va a costar pero creo que poco a poco podré hacerlo.
    Yo intento sacar fuerzas de mi pero tambien se que el nos esta dando a todos nosotros, a mi hija, y a mi marido tambien, yo lo siento conmigo.
    Todo esto nos hace ver la vida y la muerte porque no decirlo tambien de otra manera.
    Un abrazo.

    Gabriela

    ResponderEliminar