El otro día hablando de las trampas del duelo se me olvidó una, que se acentúa con las penas, pero que en realidad yo la llevaba a cuestas desde mucho, mucho antes de morir Ignasi. Me refiero a esa sensación de tener siempre algo clavado en el alma que impide reír con ganas y disfrutar del momento. Como un ¡ay! perpetuo por motivos siempre distintos, que vistos en perspectiva parecen verdaderas tonterías. Podría decir que son excusas para no ser feliz. Hasta que un día decidí darme permiso para serlo. Y me lo voy dando siempre que lo necesito. Permiso para disfrutar de eso o aquello, para relajarme, para sentir alegría, incluso para vivir la tristeza y la nostalgia. A mi me gustaría que me saliera de natural, pero estoy contenta cuando me doy cuenta que vuelvo a las andadas, cuando tomo consciencia de que me tengo que dar permiso y me lo doy. Es algo parecido a decirle a mi mente que aquí mando yo, por más pensamientos inquietantes, -de esos que van haciéndose grandes como una bola de nieve o de los otros más pequeños pero molestos-, y que mi intención es pasarlo bien, participar con los cinco sentidos de los momentos bonitos, crearlos o dejarme llevar por los que han creado los demás. Me estoy educando para sentir placer y disfrutar de mí tal como soy, una asignatura que muchos llevamos medio mal o muy mal.
Las comparaciones siempre son odiosas pero voy a hacer una que, aunque banal, a mí me ha servido. Cuando tenía 20 años y me veía en las fotos, siempre me encontraba algún fallo, cuando esas mismas fotos las he vuelto a ver a los 40, me he visto radiante. ¡Y eran las mismas! He tenido que llegar a los 40 para ver la belleza de los 20 años. Ahora, que voy a cumplir dentro de poco 53, me veo estupenda en las fotos de los 40. Pues bien, ¿para qué esperar a los 70 para encontrarme guapa a los 50? ¿Para qué amargarme con las cosas que dentro de unos años no consideraré relevantes? Mejor empezar a partir de ya a quitarle hierro a la vida. Pasará lo que tenga que pasar, nos agobiemos o no. Mejor honrar la memoria de nuestros hijos expandiendo el amor que ellos sembraron en nuestros corazones.
Ay Merce!! Cuantas cosas se me han venido a la cabeza a medida que iba leyendo tu post...
ResponderEliminarCuando era adolescente se me dio por la religion "extrema" diria yo, a confesarme y comulgar cada domingo... cuando cometia un pecado me ponia super triste y si por una de esas casualidades ocurria algo lindo, yo no me permitia estar feliz ni reir, diciendome que como podia hacerlo, si estaba en pecado...
Actualmente tengo 28 años.....y ya me pasa lo mismo con las fotos....me veo en las de adolescente en donde tenia mil complejos y me veo DIVINA!!!
Como es uno no...de inconformista.
Un cariño
Hola Anita,
ResponderEliminarPues ya sabes, valórate tal como eres, en vez de criticarte, créete que eres divina. Y ólvidate dse los pecados, tan solo son errores de aprendizaje. Perdónate tantas veces sea necesario y no desperdicies aportunidades de pasarla bien y ser feliz.
Un beso,
Mercè
Pienso que esto nos pasa a todas, no se porqué es tan difícil para nosotras permitirnos ser felices plenamente, aunque quizás ¿sabemos que es ser féliz?, cada vez la vida es más compleja cuando debería ser más sencilla, todo depende de las circunstancias y el momento emocional que estés viviendo, todo tiene una importancia relativa.
ResponderEliminarLa verdad que los complejos lo único que hacen es enturbiar el alma.
Un abrazo muy fuerte.
Que lindo lo que escribis. Me gusta escuchar palabras reflexivas de personas mayores. Me ayduan a aprender, tengo 18, y es verdad que pasa que ves fotos y decis que horror... a partir de ahora comenzare a verlas con mas amor!.
ResponderEliminarExitos en todo lo que te propongas, como veo que lo has hecho!
Hola Marce Soy Caty tia de Jose Enrique. He querido escribirte desde hace varios dias pero estoy full trabajo y me ha sido imposible.
ResponderEliminarCada vez que ingreso a este blog no me arrepiento ya que siempre encuentro esas palabras que me responden todo, por ejemplo este "Darnos permiso para ser Felices" me viene muy bien ya que en algun momento me he sentido mal cuando suelto una risa (mis compañeras de trabajo siempre estan haciendome reir por algo) y pienso : Oh Dios que hago? porque sonrio si acabo de perder a un ser tan querido y que lo sentia como un propio hijo? Luego miro su foto, que la tengo a mi lado, me pongo pensativa y le pido disculpas. La verdad que no se, yo he vivido un profundo dolor, algo que nunca imagine que viviria, este sufrimiento no tiene palabras para explicarlo, es algo tan tan fuerte, ver como se consume un niño tan bueno y el hijo de mi hermana mas querida, ha sido para mi algo que nunca en mi vida pense vivir ni experimentar, nunca pense que podria sufrir tanto!!! y cuando sonrio digo porque? porque si he sufrido tanto vuelvo a sonreir? porque si se me ha ido el sobrino que mas queria y adoraba, me sonrio por algo??? porque sigo mi vida? porque trabajo? porque vivo?
son cosas y sentimientos que una experimenta pero al leer tu blog en cierto modo se me aclaran muchas cosas.
Ayer Jose Enrique cumplio 2 meses de su partida, son dias muy largos que pasan lentamente.
Te envio un fuerte abrazo y gracias por escribir tan lindo.
Caty
Hola Mercè, soy Lourdes. Supongo que conoces al doctor Weiss, hace años leí el libro muchas vidas muchos maestros y me fascinó. Ahora he leido muchos cuerpos una sola alma. Ha sido una experiencia maravillosa llena de esperanza.
ResponderEliminarTodos los pacientes del doctor Weiss al ser tratados en regresión vuelven a encontrar en sus vidas pasadas a las personas de su familia. Me pregunto por qué sufrimos asi si en realidad el tiempo no existe y la separación es solo mental y física. Espero que la gente que está abierta un poquito a otra realidad a parte la de los sentidos le ayude este libro, haga su pena mucho mas ligera y cree espacio entre su mente y su alma para discernir cuál es la verdad. Un abrazo.
Hola Caty, nuestra alegría es la alegría de nuestros seres queridos, estén aquí o al otro lado. Cuandeo hay que sentir dolor, se siente y cuando hay que reír, se ríe. No por reír queremos menos a los que se han ido, al contrario, les hacemos más felices.
ResponderEliminarUn beso grande,
Mercè
Hola Lourdes,
ResponderEliminarEs reconfortante lo que explica el Dr. Weiss y admiro el valor que ha tenido al contarlo.
Gracias y un abrazo grande y cariñoso por recordármelo,
Mercè
Hola Mikala,
ResponderEliminarQue bien que empieces desde ya a sentirte feliz contigo misma. No lo olvides nunca y disfruta de ti siempre.
Un beso grande,
Mercè
Hola Merce,ya hace un mes que murio mi hijo y el dolor se hace mas fuerte no se, pero con este vacio tan grande que siento no me provoca nada,me visto por vestirme,ni me miro en el espejo y lo peor que no me preocupo por mi esposo,creo que ya nunca voy a poder ser feliz sin mi hijo..
ResponderEliminarHola María Mercedes,
ResponderEliminarEs normal que te sientas así, hace solo un mes que ha muerto tu hijo. ¿Cómo vas a sentirte? Justo estás empezando un camino con muchos altibajos. Debes tener paciencia contigo misma y acostumbrarte despacio a vivir en la incertidumbre. Al final del camio, que es largo, es posible recuperar la calma y volver a ser feliz. Mientras recorras el duelo has de agarrarte al amor, buscar ayuda en algún grupo de duelo, o en alguna otra terapia y agarrarte al amor, a los destellos de luz, por pequeños que sean.
Escríbeme siempre que quieras. En el libro "Volver a Vivir", relato en forma de diario, mi primer año de duelo. No hay dos procesos iguales, pero tal vez te ayude saber cómo vivimos en casa ese primer periodo.
Un abrazo grande, grande y cariñoso,
Mercè
Hola María Mercedes, ahora he recordado que vives en Nueva York. Allí no encontrarás el libro "Volver a Vivir", si me das tu dirección postal(me la puedes mandar por mail) te mando, con cariño, un ejemplar.
ResponderEliminarUn abrazo grande,
Mercè