lunes, 15 de febrero de 2010

EL DOLOR ES UN BUEN MAESTRO

El primer año de duelo es crucial, interiormente decidimos si estamos dispuestos a seguir adelante o no. Es un año durísimo, me recuerdo a mi misma fuera de este mundo, ocupadísima en reconstruir mi alma y en reconfortar, en lo posible, la de Lluís y Jaume. Al final del segundo año volví a poner los pies en la tierra y me encontré de sopetón con los conflictos cotidianos que había dejado aparcados durante mi “ausencia”. Al dolor del duelo se sumó entonces todo lo que había dejado pendiente; mis conflictos antiguos relacionados con la vanidad, el orgullo, la soberbia… ¡Qué difícil avanzar con todo eso mientras recorremos un trayecto tan complicado como es el del duelo! No tuve más remedio que dedicar esfuerzos a indagar en mi interior, a reciclar relaciones, a deshacer apegos, a modificar pautas mentales que ya no me servían para encarar mi nueva vida. Y todavía estoy en eso. Pienso que el camino sanador del duelo consiste en revisar y deshacernos de lo que se aleja del amor, en el sentido más amplio. Ese trabajo dura siempre, porque somos humanos y estamos aquí para aprender.

Desde entonces, veo todo lo que me sucede y, sobre todo lo que más me cuesta, como una oportunidad. Cada encuentro o reencuentro, cada percance o problema, cada ilusión encierran ahora un mensaje para mi alma. Nada ocurre por qué si, todo tiene un sentido y guarda relación con mi estancia aquí. Las alegrías y los conflictos pertenecen por igual a mi mapa de ruta. Su función es la misma, elevar mi vibración de amor. Soy la responsable de mi vida. En todo momento yo decido qué hacer con lo que me sucede. Eso me ha hecho tomar conciencia de lo reconfortante que es la libertad. ¡De la inmensa capacidad del ser humano de crear! Nací con unas características, es bien cierto, pero la mayoría puedo modificarlas y del resto puedo sacar el mejor provecho. Esta forma agradable de transitar por la existencia se la debo a Ignasi. El dolor, si no nos aferramos a él, es un buen maestro.

7 comentarios:

  1. Mercé tus últimas relexiones han sido de una sabiduría privilegiada. Está claro que además de que el dolor es un buen maestro vos has sido una muy buena alumna.
    Te mando un gran abrazo!

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  2. ¡Qué ilusión tener noticias tuyas Victoria!
    Yo también te mando un abrazo cálido, cálido.
    Mercè

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  3. Hace un año y dos meses que se fué mi hijo Markel, tengo el cuerpo totalmente dolorido de esta profunda tristeza por su ausencia. Me gustaría tener tu fuerza, tu ánimo. Hoy es un día de abatimiento profundo.

    Gracias siempre por tu ayuda.

    Un abrazo

    Gema

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  4. Gema, cielo, todos tenemos días malos... pero todo pasa, ten confianza en eso. ¿Haces alguna terapia?, a mi me ayudó mucho. Todavía hago varias.

    Mil besos,

    Mercè

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  5. Hola Mercé, voy al psiquiatra (ayuda farmacológica para dormir), al psicólogo y he empezado con un grupo de padres en duelo en la asociación "Menudos corazones". Leo libros de autoayuda pero sigo muy perdida en la tristeza y el dolor... En este año y dos meses tu blog ha sido una terapia, un lugar donde me he sentido acompañada y entendida.Mi eterna gratitud por lo que haces.

    Un abrazo,

    Gema

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  6. Gema, cariño, tú ya haces todo lo que está en tus manos. No te desanimes, el proceso lleva años. Sigue trabajando en ti, cielo y piensa que lo que sientes es normal.La muerte de un hijo duele muchísimo. Es así. Con el tiempo ese dolor se va desvaneciendo y su lugar lo ocupa solo el amor. Eso lleva años, pero tú estás en el camino.
    Te quiero un montón, gema,
    Mercè

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  7. Hola yo perdiva mi sobrino hace dos semanas y me siento muy desorientada con mucho dolor. Yo tengo dos nenes, era su primo mayor tenis 22 años. Que difícil seguir y no se que mas hacer por la mama que se derrumba día a día.

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