viernes, 6 de febrero de 2009

ELUDIR LAS TRAMPAS

El duelo está lleno de trampas. ¿Para qué comer, levantarnos de la cama, y, en definitiva, seguir si hemos perdido toda ilusión? Las negaciones que nos asaltan son infinitas y se resumen en: “si él no está, no nos merecemos nada”. Esta es la pauta que predomina. Pero cuidado con eso. Es como un espejismo y hay que desvanecerlo. Una buena manera de conseguirlo es imaginarnos que hablamos con nuestro hijo muerto. Lo tenemos delante y le decimos en voz alta todo lo que se nos ocurre. Sin limitaciones. Le podemos pedir perdón, manifestarle nuestro amor, explicarle nuestra desolación... Luego ponernos en su piel y contestar. Seguro que quiere lo mejor para nosotros, que se entristece si nos ve mal. Él desea que seamos felices. Nos quiere. Nuestro hijo no volverá. No le pidamos eso. No puede. Hay que afrontar lo inevitable. Nuestra vida aquí sigue y nos toca aprender a vivir de forma distinta. Por nosotros y por él. ¿Para qué sirve si no todo el cariño que nos dio y que todavía nos puede dar? ¿Permitiremos que caiga en saco roto? Seguro que no.

1 comentario:

  1. acabas de describir todo lo que estoy experimentando, mi hijo de seis años se fue hace quince dias y no soy capaz de seguir adelante, tenemos otra hijita pero ahora mismo, las 25 horas del día, solo pienso en mi hijo ivan, cuando peor lo paso es cuando me tengo que levantar de la cama por las mañanas, me pregunto, ¿para qué?, otro dia igual, lleno de visitas en casa, lleno de rutina, lleno de lagrimas y recuerdos, lleno de tantas cosas, pero desafortunadamente, vacío de ivan. mi correo es pacinopol de gmail, un saludo mercé, pareces una persona extraordinariamente sensible y que puedes ayudar a mucha gente, entre ellos a mí.

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