sábado, 28 de marzo de 2009

CONFIAR EN QUE TODO PASA

Durante el duelo hay días negros, muy negros. Son días de angustia, de desgarradora locura. Días en los que lo que habíamos logrado se disuelve y se convierte en nada. El dolor es intenso y estamos agotados, profundamente agotados. Cuando yo me encontraba así, recurría a dos cosas: una, pedir ayuda “a los de arriba”, así nombro yo a los seres de luz que nos guían. Otros les llaman ángeles, insconsciente, maestro interior, fuerza superior… El nombre es lo de menos. Yo no podía con mi alma y me entregaba a ellos, les pedía energía, claridad, luz.

La otra cosa era confiar en que todo pasa. Porque todo pasa, lo terriblemente malo y lo bueno, todo pasa. Se trata de resistir hasta que la niebla se desvanece y despacio, muy despacio volvemos a la vida.

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