martes, 7 de diciembre de 2010

SE ACERCA LA NAVIDAD...

Estamos ya en Diciembre. La luz vuelve a ser tenue y el sol, tímido, lo envuelve todo de sombras alargadas. Han transcurrido 12 diciembres desde que se fue Ignasi. Para mi no es un mes como cualquier otro. Aunque la nostalgia y el dolor me han invadido en muchas otras épocas del año es, sin duda, durante los meses de diciembre cuando mi alma hace balance. Se abren las compuertas de las emociones y resurgen, uno a uno, los fantasmas escondidos y, entre medio, el valor y los tesoros que guardo ocultos. Durante muchos de estos 12 diciembres el miedo ha sido el más fuerte, el que me ha cogido de la mano para llevarme directamente al infierno. Yo, encogida, he ido visitando sus rincones y me he dado cuenta, a medida que lo he ido recorriendo año tras año, que la ausencia física de Ignasi es la que me ha dado la oportunidad de reconocer mis temores. Esos que ya estaban mucho antes de que él muriera, esos que son míos, que van mucho más allá de su partida.

Es en diciembre también cuando el alma, más visible ahora, me sienta con dulzura en sus rodillas y me habla despacito de mis tesoros, de todas las cosas buenas que hay en la vida, del amor que doy y que recibo, del largo camino recorrido, de la fuerza inagotable que todos llevamos dentro. El alma, como una buena madre, no se cansa de decirme que ella estará siempre a mi lado, que viva confiada, que la vida no acaba con la muerte, que en realidad lo que llamamos vida no es más que un sueño. Mientras me acaricia el pelo, me recuerda de lo que soy capaz cuando me permito sentir el amor y la alegría. Me pide que recuerde lo bien que nos sentimos cuando las dos, en casa, con complicidad y alevosía, vamos llenando de flores los jarrones, mientras en la cocina hierven caldos que reconfortan del frío a mi familia y amigos.

“No te separes de mi, niña –me dice- que es diciembre”. No te separes de tu alma tú, lectora, que viene Navidad , que puede que se abran tus compuertas y necesites toda la ayuda de tus ángeles para atravesar la tempestad. Tal vez te preguntes: ¿Acuden de verdad los ángeles? A mi me parece que ellos siempre están, pero yo los percibo con mayor claridad si paseo por el campo o el mar, si no me esfuerzo en aparentar, si me escucho y hago realmente lo que quiero. Si digo lo que pienso, si me perdono y pido perdón cuando mis palabras hieren, si deseo, a pesar de todo, crear dentro de mi armonía y paz. Cuando no lo consigo, sigo sintiendo que ellos están, siguiéndome de cerca, justo detrás de mí, con los brazos abiertos, como lo estaba mi madre cuando yo empezaba a andar.

5 comentarios:

  1. Hola soy carmen de Valencia,tu tambien eres un angel para mì.Te mando un escrito deun libro que
    acabo de leer,Aromas de una ausencia.

    "Después de un tiempo...
    uno aprende a constuir todos sus
    caminos en el hoy,porque el terreno
    de mañana es demasiado inseguro
    para planes....
    y los futuros tienen una forma de caerse
    a la mitad.

    y despues de un tiempo uno aprende
    que si es demasiado, hasta el calorcito
    del sol quema.
    Asì que un planta su propio jardín
    y decora su propia alma, en lugar
    de esperar a que alguien le traiga flores.
    y uno aprende que reapmente puede
    aguantar,
    que uno es realmente fuerte,
    que uno realmente vale,
    y uno aprnde y aprnde....
    y con cada adiós uno aprende"


    ANONIMO

    muchas gracias,besos y abrazos.

    ResponderEliminar
  2. hola, por casualidad he entrado aquí, no he perdido un hijo gracias a Dios pero si un sobrino, puedo entender lo que es esa apertura de herida cuando se acercan ciertas fechas, muy lindo que alguien tenga un blog así... un blog para ayudar.

    Saludos de mí...
    http://allpeople-here.blogspot.com/

    ResponderEliminar
  3. Hola. Yo tecleé unas palabras en el buscador. Necesitaba encontar algo. Por suerte o gracias a Dios no he pasado por la muerte de un hijo. Sin embargo un gran miedo a la desaparición de mi hijo, que casualmente se llama Ignacio, me acompaña a menudo sin ningún tipo de razón . Me siento un poco avergonzado por compartir este sentimiento ante Mercè y otras personas que han pasado por el dolor peor. De alguna manera necesito aprender algo de ellos y también expresarles mi admiración por su valentía, por su amor. Un fuerte abrazo a todos.

    ResponderEliminar
  4. Querida Mercè:

    He seguido de cerca gran parte de los artículos que has publicado en este blog.
    Normalmente, no suelo publicar comentarios.
    Quizás, la desaparición de un íntimo amigo mío. Creo que esta es la razón que me motiva a escribirte hoy. No lo sé.
    Te admiro. Las razón es más que evidente: has vivido la muerte de un hijo, con el indescriptible desgarro interior que una pérdida supone, y la experiencia te ha dirigido a servir de apoyo a otras personas.
    Tienes mucho mérito, muchísimo.
    Este artículo me parece realmente precioso.
    Durante mi proceso de Despertar Espiritual, cuando comencé a percibir a seres, yo también forjé mi imperio en mi alma. Podía ir de un psiquiatra a otro, podía sentirme incomprendida y berrear... que el alma jamás me dejó, y por serle fiel sigo viva.
    Eres un tesoro, Mercè. Con su ejemplo, las personas como tú logran que otras personas, como hoy yo, nos sentemos al final de un día duro, te leamos y digamos: "Esta Vida merece la pena. Gracias a personas como tú siento que vivimos en un mundo mejor. En un mundo más humano...".
    De todo corazón: GRACIAS.

    ResponderEliminar
  5. Gracias a ti Vanessa y a todas vosotras por ser mis compañeras del alma.
    Os agradezco de corazón que compartáis vuestras emociones en este espacio, que es tan mío como vuestro.
    Un abrazo grande, grande

    ResponderEliminar