domingo, 21 de marzo de 2010

DESTELLOS DE LUZ

Hay muchos destellos de luz que iluminan el camino del duelo. Pero hay uno al que le tengo un cariño especial por su gran eficacia en devolvernos a la vida. Consiste en ayudar, en ser útiles a los demás. No estoy proponiendo hacer grandes cosas, me refiero sobre todo a los pequeños gestos. Por ejemplo: preparar algo de comer para una vecina o un amigo que no se encuentra bien o que simplemente no sabe cocinar, nos permite salir un poquito de nuestro dolor, transformarlo en un acto amoroso. Cuando yo hago lentejas en casa, preparo unas cuantas más para dos o tres compañeros de la redacción. Es una tontería, pero a mi me reconforta y a ellos les gusta. Todos tenemos pequeños o grandes dones, hay quien sabe coser y puede hacer una preciosa capa de mago o de superman para un niño… Su alegría al recibir el obsequio inundará de calorcito nuestro corazón, seguro. Ir a visitar a alguien que está solo, llamar a quién está pasando apuros, ofrecer una sonrisa o un abrazo nos ayuda a disolver, aunque sea por unos instantes, la tristeza. Ayudando a los demás nos ayudamos a nosotros. Es una frase hecha, ¡pero es tan cierta!

12 comentarios:

  1. No fa molt vaig llegir un llibre de Puig i Torralba que explicaven el secret de la felicitat. I el resumien en cinc paraules: "És feliç qui fa feliç". Crec que s'adecúa molt bé als teus escrits.

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  2. ¡¡¡Qué razón tienes, Mercé !!!. Desde hace unos meses he implantado en mi trabajo la "hora feliz", consistente en que, a media mañana, reparto entre mis compañeros un "chupa-chups".Quizá os parezca una tontería, pero desde entonces existe más comunicación, e incluso entre aquellos que a penas se dirigían el saludo…
    Mª José Romero Asprón

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  3. gràcies Mercè per les teves llenties. Són boníssimes. És el plat preferit de la redacció.

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  4. Mercé, desde Buenos Aires, ahí va mi abrazo.....
    Recibí por email un relato tuyo: Perseguir nuestro sueño. También creo en la bondad como lo haces vos, y dejar que la vida te sorprenda, aunque a veces la impaciencia nos juega una mala pasada....Hay que contagiar esa creencia, te ayudo desde acá!
    Besos
    Patry

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  5. ¡Qué bueno!, gracias Patry.
    Un abrazo grande,
    Mercè

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  6. María José, que tu "hora feliz" se convierta en infinidad de días felices,
    Un beso, preciosa,
    Mercè

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  7. Llu, bonica, estic contentíssima de tenir-te aprop. Gràcies per tot,
    petons,
    Mercè

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  8. "Es feliç qui fa feñiç", que bonic, gràcies i una abraçada forta,
    Mercè

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  9. me reconforta leerte muchos días porque hay momentos que no encuentro la salida
    gracias

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  10. Querida Sra.
    No se cuanto tiempo ha pasado de la muerte de su hijo, yo perdi al mio hace dos años y me ha llamado mucho la atenciòn su serenidad y la de su esposo, en la entrevista.
    No entiendo como se puede ser mas feliz,despues de perder a un hijo, cuando mi felicidad dependia de el y de mi hija
    Quizas para mi no ha pasado el tiempo suficiente
    Quizas ustedes sean una esperanza

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  11. Hola,

    Han pasado 11 años de la muerte de nuestro hijo Ignasi. Y, como usted sabe, hemos pasado por lo que hemos pasado... Hemos bajado y subido montañas de dolor y emociones desgarradas. Durante este viaje, que por nada del mundo hubiésemos emprendido, nos hemos ido despojando de nosotros mismos, hasta quedarnos desnudos, en carne viva.Sin prisas, hemos aprendido a amar la vida al completo, sintiendo el dolor y la alegría. Nuestro guía ha sido el amor, por nosotros mismos, por nuestros hijos, vivos y muertos, por todos los que están aquí y los que están al otro lado. Sí, la muerte de nuestro hijo nos ha enseñado a ser más auténticos, menos miedosos, más felices. Ahora sabemos que todo cambia, que todo pasa, que nada está en nuestras manos y que el dolor puede llegar en un instante y arrasarlo todo. También sabemos que poco a poco es posible reconstruir la existencia, de forma distinta a como había sido, pero igualmente amorosa. Caer y levantarse, sin perseguir nada, para volver a tenerlo todo,hasta el final. Nuestro viaje se ha hecho más ligero porque en nuestras mochilas procuramos llevar solo cariño.En eso consiste nuestra felicidad.

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