Las Navidades coinciden con el aniversario de la muerte de Ignasi y, durante los primeros años, desde mediados de noviembre, volvían los días oscuros. Estar de duelo es vivir en un vendaval. A veces el viento nos eleva hasta el cielo y en cuestión de nada nos baja al infierno. Duele mucho la muerte de un hijo y la añoranza es punzante en Navidad. Pero no nos queda más remedio que abrirle la puerta y respetar su ritmo. Hay que llorar para poder luego sonreír. Una mujer sabia a la que yo visitaba cuando necesitaba consuelo, me dijo un día: “en la mesa de Navidad, Ignasi estará en el corazón de los que puedan abrirse al amor” y eso es lo que intento cuando se acercan las fiestas, agrandar el cariño para sentirlo cerca, para reconfortarme a mi y a todos los que están a mi alrededor.
La nostalgia es una buena compañera, de su mano es más fácil sentir compasión. Y un corazón compasivo es solidario, por eso nunca está solo. Con la compasión podemos acercarnos al dolor de los demás, sin necesidad de juzgar nada.
No hay que hacer grandes cosas, la oscuridad disminuye con la luz de una simple cerilla. Con estar receptiva al cariño, basta. Durante estos días, no hay que forzar nada, para nosotras
Hola Mercè, llegué hasta tu blog de la mano del Inst. de Terapia Regresiva y ya me quedé "enganchada" leyendo.
ResponderEliminarCreo que es estupendo el trabajo que estás haciendo al escribir lo que sientes y cómo afrontas el día a día, pues pocas personas se atreven a hablar de un tema tan doloroso y haces mucho bien a las personas que te leemos.
Un abrazo cielo, y ¡Ánimo!
Leonor
Hola, Leonor, un beso y un abrazo fuerte también para ti.
ResponderEliminarHola, Mercè, he leído tu libro, me quedé muy imporesionada, me encantaria conocerte.
ResponderEliminarSe da la circunstancia que trabajo en bellvitge, y me quedé impresionada por tu testimonio.
Soy Lourdes, un abrazo y enhorabuena por ser tan especial.
Gracias, Lourdes, por tus palabras.
ResponderEliminarAprovecho la oportunidad para agradecerte el trabajo que hacéis en hospitales como Bellvitge, en donde estuvimos nosotros ingresados después del accidente.
Un abrazo fuerte,
Mercè
Mi hijo murío hace un año, tenía 6 meses (es el bebé que sale en una de las fotos de seguidores con el apodo ferreras72), era mi vida y mi ilusión después de haber pasado un año antes por la muerte de mi padre y el año anterior a ese la muerte de mi madre (los dos de cáncer).Ya no se qué motivo darme a mi misma para levantarme cada mañana. Sólo quiero darte las gracias por tu blog, por tu libro, por tus palabras llenas de amor. Mil gracias, tu blog me acompaña en esta terrible oscuridad
ResponderEliminarHola Ferreras72, te mando un beso grande, grande.Estoy convencida de que con el tiempo verás la luz, aunque ahora parezca imposible.
ResponderEliminarNo estás sola, tienes la energía que te mandan tus tres ángeles y el cariño y la comprensión de todas las madres que hemos pasado por eso.