domingo, 25 de septiembre de 2011

EMOCIONES REVUELTAS

El día de la Mercè, que es mi santo, conlleva para mí muchas emociones. En mi alma tengo guardados todos los 24 de septiembre que pasé hasta que vivió mi madre. Ella, como mi abuela materna, también se llamaba Mercè y en casa ese día siempre fue fiesta grande. En la cocina de mi infancia, dos días antes, empezaban los preparativos que culminaban en un festín que reunía a toda la familia. Mi madre y mi abuela, que vivió toda la vida con nosotros, tenían un gran poder de convocatoria. Siempre me he sentido agradecida de compartir nombre con ellas. Y ayer, claro, las eché de menos. Comimos en casa Lluís, mi padre, nuestro hijo Jaume y Alba, su novia, y me arroparon con sus llamadas mis hermanos, mis tías vivas, mis primos y muchos amigos. A todos les agradezco su cariño que hizo más llevadera la nostalgia. Pero ayer cociné de memoria, estuve sin estar. Al caer la tarde me recluí en la lectura hasta la madrugada, como suelo hacer cuando el presente me hiere: me atrinchero en las páginas de un libro para estar ausente. En estos casos no leo por placer, sino para evadirme. Es una de mis excusas preferidas para dar esquinazo a la nostalgia. Misión imposible, debería saberlo de sobra, porque cuando intenté, agotada, cerrar los ojos, se agolparon pidiendo audiencia todas las emocionas aplazadas. Con cada una de ellas he tenido que ir negociando hasta que, ¡por fin! El sueño ha vencido.

Al levantarme, seguía el desasosiego. No me quedaba otra que seguir escuchando a mi corazón. Me he puesto a meditar, que es lo que suelo hacer cuando necesito un armisticio. Me siento en un lugar tranquilo de casa y me rindo. El barullo de mi mente campa entonces a sus anchas hasta que, al no encontrar resistencia, se cansa. Entonces, poco a poco se intuye muy a lo lejos la calma. Me he levantado de la meditación y he ido directa a un librito que me recomendó un terapeuta: “La Danza de Vida de las Letras Hebráicas. He elegido una letra al azar: Samekh, el escudo de luz.

“Samekh, -dice el librito-, representa al Amor que no pide nada, que nos ofrece sencillamente su apoyo sin pedirnos nada a cambio. Esta Letra solar, redonda, es un refugio, un santuario de Paz, un nido de ternura donde el pájaro herido puede descansar y renovar sus fuerzas. Cuando aparece Samekh, la vida nos propone abandonarnos a la Gracia divina, confiar y dejar cualquier inquietud; esto no significa que no debamos actuar, sino que debemos tener conciencia de que la Luz nos sostiene y nos acompaña en nuestras acciones”. Dios mío, es lo que necesitaba oír últimamente mi corazón!, Qué puedo descansar, abandonar temores y dudas, mientras el amor, mucho más fuerte que el miedo, me sostiene sin juzgar, sin pedirme nada a cambio, ni siquiera el esfuerzo de avanzar.

5 comentarios:

  1. Que encuentres ese nido de Paz y ternura, Mercé. Un abrazo!

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  2. Gracias Victoria. Otro abrazo grande para ti.

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  3. Mi madre se llamaba Mercedes y murió cuando yo tenía 2 a. No sabes como entiendo lo que dices. Desde dentro del alma me sale este agradecimiento. Desde muy dentro. Intentaré buscar mi rincón y espero encontrar la calma que dices se vislumbra,
    Gracias.

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  4. La meditación ayuda a encontrar la paz, de eso no tengo ninguna duda. También sé que hay otras muchas maneras de conseguir sosiego. Ojalá encuentres una buena combinación que te de serenidad.
    Un abrazo grande

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  5. Este dia dí a luz a mi niño,ya sin vida. Su nombre empieza con una letra solar redonda,Óscar. Quizá el mensaje del librito también hablaba de él

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