Arati, una amiga y un alma preciosa, me ha mandado este poema
Llegué por el dolor a la alegría.
Supe por el dolor que el alma existe.
Por el dolor, allá en mi reino triste,
un misterioso sol amanecía.
Era la alegría la mañana fría
y el viento loco y cálido que embiste.
(Alma que verdes primaveras viste
maravillosamente se rompía.)
Así la siento más. Al cielo apunto
y me responde cuando le pregunto
con dolor tras dolor para mi herida.
Y mientras se ilumina mi cabeza
ruego por el que he sido en la tristeza
a las divinidades de la vida.
José Hierro
martes, 4 de enero de 2011
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Qué bonito poema!!
ResponderEliminarGracias Mercé...
Vengo seguido a visitarte, sobre todo cuando se me encoge el alma.
Un beso grande.
Laura
http://padresdehijosfallecidos.blogspot.com/
Otro beso grande para ti, Laura, preciosa
ResponderEliminarEste poema lo publicaste el 4 de enero de 2011, el mismo día en que murió mi hija de cinco meses y medio de muerte súbita.
ResponderEliminarSiento tanto dolor y tanta angustia que quiero morirme para estar con mi pequeña. No sé qué voy a hacer para seguir viviendo. No quiero hablar con nadie ni ver a nadie ni ser feliz. Sólo quiero que vuelva mi hija y no puedo creer lo que me está pasando.
Yo no sabía que se podía sufrir tanto y no sabía lo feliz que era hasta que me han quitado lo que más quería.
Por favor ayudadme
Mercedes
Mercedes,
ResponderEliminarMis palabras poco te van a servir ahora. No hay una barita mágica que pueda quitar ese profundo dolor. Solo puedo decirte que mi hijo también murió de repente, que creí no poder aguantar, que me desmoroné como tu lo estás, que viví inmersa en el sufrimiento, que creí volverme loca... pero que con los años, poco a poco, con mucha ayuda, paciencia conmigo misma, y la intención puesta en salir he conseguido ser otra y aceptar la vida. Cuando te veas con ánimos búscate un buen terapeuta que te acompañe durante este largo proceso. De momento es normal que estés en estado de shoc, perdida y desesperada y que no sepas cómo vas a salir de esta. Dáte tiempo y confía. Después de un momento álgido de dolor viene otro que no lo es tanto, aprovéchalo para dar y recibir amor porque después vendrán otros momentos de desespero y oscuridad y así, a paso de hormiga, irás recorriendo el duelo.
Recibe de mí un abrazo muy grande y, por favor, escríbeme siempre que quieras.
Mercè